no importaría mi carne
mi corazón
mi semilla que desechas desde tus labios
hasta el desorden de pañuelos que asedia tu cama
porque prefieres
cortarme un brazo
plantarme en otro pie
conservarme en maceta -semejante a la mugre de alguna de tus papeleras-
porque prefieres inspeccionarme las drupas
probarme otra vez, cada vez
que veas el color que te gusta
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